¿Nos podemos abastecer de alimentos?


  

Los fríos números de la realidad que recopiló en julio de 2021 el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (fuente que suele tener un apreciable consenso entre diversos investigadores) indican que el 34  % de los niños y niñas de argentina se encuentra en emergencia alimentaria, en un país que produce proteínas y alimentos para más de 400 millones de personas en el mercado mundial. En el último estudio publicado por el INDEC, en septiembre de 2021, realizado por las direcciones de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) y del Índice de Precios al Consumidor (IPC), las cifras del primer semestre de este año de pobreza e indigencia trepan hasta el 40,6 % y el 10,7 % respectivamente, según las mediciones de la canasta básica total y la canasta básica alimentaria que miden ambos segmentos. La inflación anual es del 52,1 %, siempre según datos del INDEC.


Esta insoportable situación tiene responsables, por acción o por omisión. La concentración de riquezas y de tierras dieron como resultado la exclusión de una significativa porción de la sociedad. Los debates sobre el modelo de producción y consumo de alimentos en un país con una fuerte actividad agroexportadora es una clave para entender porque millones de argentinxs pasan hambre. Es determinante pensar si la inserción argentina a la división internacional del trabajo y el mercado mundial son adecuadas para nuestra población. Según la fuente consultada, los modelos para afrontar el hambre en nuestro país pueden ser muy divergentes, o directamente opuestos. 


Los precios de los alimentos en el mundo tuvieron  aumentos interanuales, medidos de octubre de 2020 al mismo mes de 2021 por la FAO, del 31,3 %, empujados sobre todo por los aceites vegetales y los cereales. Es el precio más alto de los alimentos en los últimos 10 años. Ambas producciones conforman el núcleo de las exportaciones argentinas, junto a la carne.



¿Seguridad alimentaria o soberanía alimentaria?


La FAO, en 2013, definió la seguridad alimentaria cómo el “acceso físico y económico a suficientes alimentos, inocuos y nutritivos para satisfacer sus necesidades alimenticias y sus preferencias en cuanto a los alimentos, a fin de llevar una vida activa y sana”.

Esta definición centra su preocupación en la cuestión del hambre. 


La Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), es una organización nacional de familias pequeño productoras y campesinas que lucha por una Argentina soberana, justa e igualitaria, según su página web. Esta organización viene impulsando la Ley de acceso a la Tierra, para conseguir una mejora en las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores rurales, al mismo tiempo que favorece una transición hacia la producción agroecológica, es decir, de producción de alimentos saludables y en cuidado del ambiente.


 Agustín Suarez, del área de prensa de la UTT,, definió para esta nota el concepto de soberanía alimentaria cómo “ la forma de producir y alimentarse de los pueblos, sin imposiciones ni paquetes tecnológicos. El aumento de los productores agroecológicos y los procesos de comercialización directa deben construirse día a día”.


Juana Almazan Cardozo es productora agroecológica de alimentos de la zona de Río Colorado, en el sur de la provincia de Bs. As. e integrante del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE). Para ella, la soberanía alimentaria es “producir alimentos sanos y saludables, para que lleguen a las familias directamente, del productor al consumidor, sin intermediarios. Los responsables del hambre en nuestro país son los que gobiernan, no conocen las problemáticas del campo”.


Juana 👇





La Red Interregional de Consumo Agroecológico elaboró un mapa que localiza nodos, unidades productivas, ferias, huertas y casas de semilla para favorecer la transición agroecológica. 

Desde las organizaciones agroecológicas ven este tipo de experiencias como una muestra de la viabilidad de este tipo de producción para alcanzar la mesa de las familias con alimentos de calidad sin que esto signifique un mayor precio o condiciones de vida indignas para los productores



¿Repoblar el campo o profundizar su inserción al mercado mundial?


La mayoría de los actores de la economía nacional que inciden en los precios de los alimentos, ponen el foco en la contradicción entre la necesidad de dólares que demandan la industria y la deuda externa; y la posibilidad de producir alimentos a precios razonables para el consumo interno. Formulado de otra manera: exportaciones o mercado interno. 


La mesa de enlace agrupa a las asociaciones de productores y terratenientes más grandes. Participan la Sociedad Rural, Coninagro, Federación Agraria Argentina (FAA) y Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), siendo estas últimas dos las que representan más cantidad de productores reales y con una extensión federal.

 El Consejo Agroexportador Argentino (CAA) integra verticalmente a productores, terratenientes, frigoríficos, agroindustria y cámaras empresariales orientadas a la exportación. En su interior hay capitales financieros y empresas globales. Los precios de sus alquileres y su producción están determinados por los precios de la bolsa de Chicago. Ambos agrupamientos conforman lo mas concentrado del poder, y al mismo tiempo el sector mas integrado a la economía internacional. Son los ganadores del actual modelo productivo, y constituyen el eje del bloque de poder dominante en Argentina. Sobre la apropiación de la renta agropecuaria nacional discurre la vida política del pais. Por ello, este sector tiene un programa claro para lo que consideran un modelo de desarrollo, y puentes que se comunican con todas las orillas políticas.


En esta nota, el Doctor en Historia Eduardo Sartelli, expresa una particular visión en la que ese sector es el único plenamente capitalista y desarrollado de la Argentina, por lo que debe continuar concentrado tierras y capitales para impulsar el desarrollo nacional, y ser puesto bajo control de una corporación estatal con el despliegue de un Estado obrero.  


El mayor productor de agroquímicos del país es la empresa Syngenta de origen suizo, actualmente en manos de capitales chinos. En esta y esta nota exponen su autopercepción sobre la doble función de colaborar con la  alimentación y estabilizar la economía deficitaria argentina. Para su CEO en Sudamérica, Daniel Aracre, Argentina no tiene salida si no prioriza las actividades que generen divisas a partir de las ventajas competitivas. Según este sector del agronegocio, para evitar la inflación en el precio de los alimentos se debe invertir en tecnología que permita aumentar la producción agropecuaria. La agroecología y la propiedad pequeña y mediana del agricultor, con la tecnología actual, no pueden producir suficientes alimentos para el mercado mundial, lo que aumentaría la cantidad de personas que pasan hambre en el mundo.


En la mesa agroalimentaria argentina, constituida en junio de este año, se proponen sintetizar las dos variables en un modelo de desarrollo y producción de alimentos. Este espacio agrupa una diversidad de productores, desde cooperativas y chacareros hasta agricultura familiar, pueblos originarios y campesinos. Su objetivo es sumar su voz y representación a la discusión nacional por el precio y la calidad de los alimentos, al diálogo entre el gobierno por un lado, y la mesa de enlace con el CAA por el otro. En la búsqueda de un nuevo sistema agroalimentario nacional, que sea aplicable y se corresponda con el complejo panorama económico, desde este sector convocan a superar esa disyuntiva: repoblar el campo y aumentar la exportación construyendo otro modelo productivo.


Javier Berezán